
A la hora de realizar planes de fertilización es imprescindible conocer el estado nutricional de las plantas previamente; sin esta información no lograremos cubrir las necesidades reales de nuestros cultivos, desembocando en una perdida de productividad. Una de las herramientas claves que se nos presenta para la gestión de este proceso es el análisis foliar.
El análisis foliar es un método de diagnóstico que se realiza para conocer el estado nutritivo de los cultivos. Este procedimiento se basa en la toma de muestras foliares enviadas a laboratorio para análisis químico. Se considera el mejor método de diagnóstico del estado nutritivo de una plantación, permite identificar desordenes nutritivos, detectar con antelación niveles bajos de nutrientes, medir la respuesta de programas de fertilización, etc.
En este pequeño artículo hablaremos del caso del olivar.
¿Por qué las hojas?

- La hoja es el principal lugar de metabolismo de la planta
- Los cambios en la aportación de nutrientes se reflejan en la composición de la hoja
- Esos cambios son más pronunciados en ciertos estados de desarrollo
- Las concentraciones de nutrientes en la hoja en periodos específicos de crecimiento están relacionadas con el comportamiento del cultivo
Bould (1966)
La composición mineral de las hojas está determinado por varios factores; su estado de desarrollo, las condiciones climáticas, la disponibilidad de nutrientes en el suelo, la distribución y actividad de las raíces, la cosecha y las condiciones de humedad del suelo. El análisis foliar refleja la integración de todos esos factores (Fernández-escobar, 2017)
No vale cualquiera
Siendo la hoja el principal lugar de metabolismo de la planta, es importante elegir bien cuál de ellas se quiere muestrear; las hojas muy jóvenes se caracterizan por ser menos estables en su contenido mineral ya que son fuertes sumidero de nutrientes, las hojas viejas exportan nutrientes, su edad es más difícil de identificar y pueden estar más afectadas por accidentes provocados por insectos u otras causas. Por otra parte, la proximidad de los frutos afecta considerablemente a la composición mineral de las hojas.
«la hoja el principal lugar de metabolismo de la planta»
En el olivo se pueden encontrar hojas de tres edades diferentes: del año, de un año y de dos. Las funciones fisiológicas y el contenido de nutrientes de cada una de ellas varían durante el propio ciclo, relacionadas con la fenología del árbol. Entonces, ¿Cuál de las hojas elegir?
La importancia del cómo y del cuándo
Para realizar un correcto análisis foliar se debe tener en cuenta los siguientes aspectos
- Época de muestreo
- Procedimiento de muestreo
- Manipulación de las hojas
Época de muestreo
El muestreo debe realizarse en una época en la que las concentraciones de los elementos en hoja sean estables. En el olivo se determinan dos fechas para el hemisferio norte, en julio y durante el reposo invernal (nov-feb). El muestreo en el mes de julio es el más aceptado; las tablas que establecen los niveles críticos de los nutrientes se han adaptado para esta fecha.
Procedimiento de muestreo
Para poder realizar un muestreo representativo de las parcelas es necesario delimitar las zonas estableciendo parcelas homogéneas. Una muestra es representativa de un olivar cuando características como la edad de los árboles, tipo de suelo, pendientes del terreno muy diferenciadas, sectores de regadío o fertirrigración, secano/regadío, variedad, etc, son iguales en toda la superficie.
«Se generará tantas muestras como parcelas homogéneas tengamos»
Para la toma de muestras conviene hacer un recorrido por toda la parcela estableciendo un itinerario en forma de zig-zag o en diagonal (figura 2) de forma que se verifique la recogida en toda la superficie, evitando tomar muestras de las dos líneas de olivos de la periferia de la parcela de muestreo.
Las hojas muestreadas serán las procedentes de brotes sin frutos preferiblemente, aunque los ramos del año anterior que sustentan a los brotes elegidos pueden “tener” o “no tener” aceitunas. Dentro de un tallo se considerará el tramo correspondiente al crecimiento del año; con una edad comprendida entre los 3 y 5 meses, desechando los brotes “chupones” y aquellos que presenten alguna anormalidad.
Se cogerá la hoja entera (limbo y peciolo) situada hacia la mitad del brote del año, 3º o 4º par de hojas a partir del ápice, como indican las flechas en la figura 1.

Cada muestra no debe abarcar más de 10 hectáreas, aun tratándose de una población homogénea y de una misma variedad.
La toma de muestra en olivar intensivo o tradicional se realiza tomando hojas alrededor del olivo y en las cuatro orientaciones, tomando la misma cantidad de hojas en cada orientación (N – S – E – O), la parte del árbol muestreada será la zona externa, a la altura de la cara de la persona que toma las muestra, en tallos tomados al azar.
En olivar en seto se tomarán muestras a ambas caras del seto
Cada muestra debe tener mínimo 100 hojas. El intervalo idóneo es entre 200 y 250 hojas.


Figura 2: imagen izquierda; recolección en zig-zag (a) recolección en x (b). Imagen derecha; sobre de papel para recolección de muestras foliares
Manipulación, almacenaje y transporte de las hojas
Como cualquier muestra destinada a laboratorio es necesario que se cumplimente cierto protocolo durante el proceso de muestreo.
Las hojas han de estar el menor tiempo posible en contacto con las manos para evitar problemas de contaminación. Se cogerán por los bordes o peciolos y se introducirán inmediatamente en los sobres.
A la hora de almacenar y transportar las hojas, éstas se introducirán en un sobre de papel (figura 2) que se conservará en una nevera portátil para su transporte; como precaución se debe introducir los sobres en una bolsa de plástico, de esta forma evitamos que se mojen por la condensación del agua en el interior de la nevera.
Si las muestras foliares no pueden enviarse inmediatamente al laboratorio; se guardarán en un frigorífico a una temperatura de 4 o 5º C para evitar alteraciones químicas. Este paso no debe ser superior a un periodo de 3 días.
En el caso de que se apliquen tratamientos foliares en las parcelas en fechas cercanas al muestreo; se recomienda dejar pasar 15 días desde su aplicación hasta poder coger las hojas.
La periodicidad mínima recomendable para los análisis foliares debe ser anual; cada año se pueden producir variaciones en el nivel de nutrientes debidas a diversos factores: climatología y agua disponible, una fuerte cosecha, técnicas de cultivo, abonados precedentes, etc.
Nuevas oportunidades para la teledetección
La teledetección se ha convertido en una herramienta fundamental para el desarrollo de la agricultura de precisión en las últimas décadas. Una aplicación relevante es determinar el estado nutricional de los cultivos a lo largo del ciclo fenológico para optimizar los planes de fertilización.
¿Es posible determinar un proceso fisiológico mediante la teledetección?
La clorofila (Cl) es un parámetro biofísico que ha presentado relaciones significativas con el nitrógeno (N) en diversos cultivos; junto con el índice de área foliar (LAI) que caracteriza la biomasa verde, convirtiéndolo en un indicador de las necesidades de nitrógeno de los cultivos.
El contenido en clorofila a nivel de hoja (Cab) o a nivel de cubierta (Cab×LAI) es un buen indicador de la actividad fotosintética, el estrés y el estado nutricional de las plantas (Vergen, 2013)
Estos parámetros son cuantificables con la utilización de sensores especiales y la combinación de índices vegetativos.
La agricultura de precisión, es por tanto, una ventana de oportunidades para la utilización de tecnologías innovadoras. La empresa UTW se especializa en el manejo de estas tecnologías; mediante el uso de drones y software especializados para el desarrollo de modelos predictivos que ayuden a los agricultores a gestionar de forma más eficiente los insumos aplicados a sus parcelas; con sensores espectrales y combinación de distintos índices vegetativos es posible determinar aspectos nutricionales de los cultivos.
«tecnologías innovadoras aplicadas al campo»
Ventajas de la agricultura de precisión
Agronómico: Tratamiento de fertilización adaptado a zonas específicas.
Medioambiental: Control del uso indiscriminado de fertilizantes que puedan afectar la fauna, suelo o efluentes.
Económico: Reducción de costes y maximización de recursos. Aumento de la productividad.
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